La encuestas no arrojan un apoyo masivo al candidato del PP, sino que enfatizan los problemas del propio partido
Desde noviembre del 2017, Rubén Maireles ostenta el puesto de presidente del PP en Getafe y, todo apunta a que cuentan con él como candidato para las elecciones municipales del 26 de mayo. Actualmente, Maireles trabaja en el ayuntamiento del municipio como uno de los 9 concejales del PP, junto con Mirene Presas, secretaria general del partido y anterior adversaria del candidato en las primarias del 2017.

Fuente Twitter @RubenMaireles
El lema principal de Rubén Maireles es “La mejor política es pisar mucho la calle y escuchar a los vecinos para solucionar sus problemas”, y últimamente se le ha podido ver por la ciudad haciendo precisamente eso, hablar con los vecinos. Pero según una encuesta realizada por el propio partido en octubre del 2018, parece que esos mismos vecinos le dan la mayoría a Sara Hernández, quien obtendría un total de 10 concejales, mientras ellos perderían 3 de los 9 que consiguieron en las elecciones del 2015. Por su parte, la última encuesta de Celeste Tel, de Noviembre del mismo año, mantiene los posibles 10 concejales del PSOE y los 6 de Maireles pero estima que Ahora Getafe superaría al Partido Popular por un escaño.


Estos datos podrían estar directamente relacionados con un descontento generalizado con el partido, después del escándalo por el “Caso Teatro”. En éste, el exalcalde popular Juan Soler y otros cinco concejales fueron denunciados por malversación de fondos públicos. Una encuesta realizada por Celeste Tel para el medio Getafeactualidad.com, apoya esta hipótesis indicando que un 13% de los encuestados apuntaba como principal problema del partido la corrupción.

El futuro del partido es incierto, tanto por la fuga de apoyos a otros partidos, como Ciudadanos o VOX, como por el nuevo panorama político que crea la convocatoria de nuevas elecciones generales. No obstante, con los datos anteriores, no parece que en Getafe el Partido Popular tenga razones para ser optimista, a menos de que cambie de manera radical la opinión de los ciudadanos.